Castilla y León es la región más extensa de España y, por tanto, poseedora de una rica biodiversidad que a la hora de sentarse a la mesa significa disponer de alimentos naturales durante todo el año.

El patrimonio agroalimentario se sustenta en las excelentes carnes y pescados de río, en la frescura de las frutas y de las verduras, en los lácteos y el aceite de oliva, en los cereales y en los genuinos vinos, para hacer del sencillo acto de alimentarse un mundo de sensaciones únicas. Y en este espectáculo sensorial no puede faltar la sabiduría de los cocineros repartidos por la geografía castellano y leonesa, quienes han sabido conservar la esencia de esta tierra sin renunciar a la constante innovación.

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